martes, 12 de junio de 2007

Otro discurso político

Burgos, 1 de octubre de 1936.


Nuestra ejecutoria.

El amor a la Patria, la honradez, el amor al pueblo, un sentimiento católico profundo y una fe ciega en los destinos de España.
Ni un hogar sin lumbre. Ni un Español sin pan
Nosotros venimos para ser el pueblo, venimos para los humildes, para la clase media; no para los capitalistas. Nuestra obra exige el sacrificio de todos, principalmente el de los que tienen más, en beneficio de los que no tienen nada. Tendremos vivo empeño en que no haya un hogar sin lumbre, en el que no haya un español sin pan; llevaremos a buen término la santa obra de una reforma social impuesta con cariño, exigiendo a todos el cumplimiento de sus deberes.

Nuestra lucha

Por la paz y el bienestar del campo; por la mejora, racional y justa, de las clases obrera y media; por la libertad de conciencia y el respeto a la religión y a las tradiciones; por la tranquilidad y el bienestar de los hogares; por nuestra civilización amenazada, y por el prestigio de nuestra Bandera; por la independencia de nuestra Patria, por una España Nueva, por una España Libre y por una España Grande, luchan hoy nuestros soldados.
La nueva España representará a la gran familia nacional, sin amor ni vasallos; sin pobres y sin potentados. La Justicia social será la base de nuestro nuevo Imperio, sin lucha de clases destructora y suicida, sin extranjerismos ni mediatizaciones, incompatibles con nuestra dignidad nacional.

¿Fascistas?

La composición de las fuerzas que figuran en el campo nacional prueban bien claramente que no se trata de un movimiento al que se le pueda llamar fascista exclusivamente. Si nos fijamos en los principios programáticos y en las declaraciones que figuran al lado del Ejército, se puede afirmar que se trata de masas de ideología nacional. Falange Española, por ejemplo, tan numerosa y compacta, tiene a gala declarar que se inspira en una ideología esencialmente española y nunca se ha denominado de otra manera.
Respecto del Requeté, puede también afirmarse que responde a una tradición genuinamente española, sin sello exótico. Las demás milicias se inspiran en valores históricos, pero no puede afirmarse tampoco que su ideología esté calcada en modelos extranjeros.
Nuestros enemigos los bolcheviques nos llaman fascistas en sentido acusatorio, para despertar la animosidad o el apartamiento de aquellos países en donde perdura la tradición liberal; pero bien saben ellos que faltan a la verdad por completo.
No es el Ejército el que lucha solo, teniendo el apartamiento y la hostilidad del resto de la población civil. Toda nuestra Nación está en armas; espontáneamente se ha movilizado toda la población civil, sin distinción de clases, sexos ni edades. En el frente de guerra se encuentran unidos el aristócrata de la estirpe más linajuda española junto al campesino y proletario de la ciudad, y los intelectuales universitarios en fraternal compañía con los modestos menestrales, burgueses, empleados y asalariados. Los sacerdotes, por su sagrado ministerio, no pueden ser combatientes activos, pero demuestran su valor dando los auxilios espirituales a los que los necesitan, en las primeras líneas de fuego.